Cuando se llora por la muerte
sin haber muertos,
cuando se sufre por el sufrimiento,
cuando recoges tus recuerdos
y los trasladas hasta las almas,
gracias...
Cuando te pliegas como el universo,
con tendencia, absoluta,
sobre unas manos, con susurros,
y tus cabellos acarician los dedos
que los escuchan.
Cuando eres presa
que aguanta el mar,
cuando eres sabia
porque no escuchas
palabras insulsas
y no te frusta
empezar, luchar de nuevo.
Cuando antepones
a los malo
los momentos,
las desdichas, las dichas,
las sonrisas, las lágrimas,
porque a todo subyace la alegría,
porque en realidad sabes
que por ahí, alguien,
a pesar de sus temores,
explotaría... Con sólo una mirada.