Y aquí acaban mis miedos infantiles hacia los fantasmas. He decidido que si la veo puedo proponerle unas clases de inglés. Aunque tal y como son, seguro que me cobra, y lo del descuento por fantasma tendrá diez mil códigos, cláusulas y enlaces para que te hagas un lío y pagues como buen extranjero.
En frente viven una pareja muy british-agradable, ella tiene 90 y él 70, se hicieron pareja cuando ella tenía 50. Me invitarón a desayunar. Ella ha pasado a estar en mi lista de mujeres admirables.