Y me lleva de la mano al salón de actos, todo contento el pobre, de repente me llega un olor fuerte a incienso, y el sonido de tambores y cornetas, me quita la venda y mis ojos se quedaron como platos, en el proyector, videos de tronos paseando las calles, y un trivial de la semana santa para jugar con los niños.
Como no sabía que decirle, al ver su buena intención y su ilusión, le pedí la saeta de Serrat, me la puso,
Intente tomármelo con humor y bajar el puño público, le dije que el próximo curso llene de velas, telones morados y póster de vírgenes la habitación, ya que lo hace que lo haga con escenografía,
El de francés me picaba a ver por donde saltaba y dijo irónico que yo debía salir de penitenta debajo de las bolsas de plástico detrás del granpoder que a las pobres mujeres para no dejarlas participar les han puesto un montón de ciriales que las llenan de cera si se acercan al trono, y ellas se han cubierto de plásticos, ahora es una tradición.
Le respondí al graciosito, que si algún día salgo de penitencia lo haré de merdellona con un vestio negro brillante de fin de año, un escotarro, y los tacones mas altos que encuentre, pintada como una puerta, en Màlaga, delante de la virgen de los gitanos, MariadelaO….. que ya que penitas mejor sobre un tacón de
Que país.
Dijo una voz popular:
¿Quién me presta una escalera
para subir al madero
para quitarle los clavos
a Jesús el Nazareno?
Oh, la saeta, el cantar
al Cristo de los gitanos
siempre con sangre en las manos,
siempre por desenclavar.
Cantar del pueblo andaluz
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la cruz.
Cantar de la tierra mía
que echa flores
al Jesús de la agonía
y es la fe de mis mayores.
¡Oh, no eres tú mi cantar
no puedo cantar, ni quiero
a este Jesús del madero
sino al que anduvo en la mar!